Resumen:
Simon Critchley es de esos pensadores que no dejan indiferente a nadie. Y no como consecuencia de un fenómeno aleatorio sino porque precisamente eso (no generar indiferencia, provocar, despertar reacciones) es una parte consustancial de su proyecto y trayectoria intelectual. Una trayectoria de la que Ramón del Castillo, en la nota introductoria a este Tragedia y Modernidad, da excelente y extensa cuenta. Veinte prolijas y deliciosas páginas por las que podemos recorrer las andanzas y vicisitudes de esta figura de la filosofía política, donde se entrelazan su semblanza intelectual con acontecimientos vitales.